La historia de los Caballeros Cruzados, es la historia de un sueño romántico, y una necesidad espiritual. El sueño de reconquistar Jerusalen por las armas, en lucha con las torpas sarracenas, aún a costa de su propia vida.
La necesidad espiritual de Conquistar y reconstruir la Tierra Santa, la cuna de Jesús de Nazaret, y los santos lugares donde se desarrollan la mayor parte de los hechos narrados en la Santa Biblia, mancillados ahora por un ejército y una cultura invasora que ha derruido los lugares de culto, y ha construído mezquitas donde antes había centros de oración cristiana.
Los Caballeros Cruzados, tienen así que existir por la duplicidad de impusos que se funden en una simpar aventura, algo que el Caballero de la Alta Edad Media busca afanósamente en el tedioso transurrir de la vida palaciega en Europa, donde las únicas posibilidades del uso de armas de combate son las cacerías y las refiegas colonialistas e interfonterizas entre feudo y feudo.
Jerusalem simboliza lo desconocido, la aventura por necesidad vital, y sagrada de ser perdonado de su vida anterior, si se acude a la conquista de los Santos Lugares.
De esta forma, hay pocos que escapen a la llamada del viejo Hermitaño. ¡Porque Dios lo quiere!.